jueves, 15 de marzo de 2012

Rayuela. La lectura/y 3


 
83.- Un intento de definir qué parte del alma se pone en el acto de defecar. De Horacio, suponemos.

142.- El club trata de averiguar dónde residía el poder de la Maga. Da la impresión de que efectivamente ha desaparecido después de la muerte de Rocamadour.

34.- En 31 ya salió a relucir la novela de Galdós que la Maga tenía en la mesa de luz. Se trata de “Lo prohibido”, cuyo inicio es reproducido en las líneas impares de esta casilla 34. En las pares, asistimos a los pensamientos de Horacio, la confesión de su verdadero amor hacia la Maga cuya simplicidad e ignorancia –y lecturas-, chocan con la visión intelectualizada de la realidad que tiene Horacio. La técnica empleada por Cortázar pretende poner de manifiesto la realización simultánea de dos acciones: los pensamientos de Horacio mientras lee la novela de Galdós que ha sacado del cajón de la Maga. Esta ha leído antes de la novela de Galdós y ha tenido unos pensamientos muy acordes con lo que Galdós expresa en su novela; ahora Horacio lee la misma novela y sus pensamientos danzan en una interminable figura sin sentido.

87- Jazz: Duke Ellington y Cottie Williams.

105.-  Morelliana de inusual claridad.

96.- El club entra en el apartamento de Morelli con la llave que este le había entregado a Horacio en el hospital.

94.- Morelliana: química y escritura.

91.- El club en la cocina del escritor, a punto de alzar la tapa de los guisos.

82.- Morelliana: el swing del escritor. Magnífico.

99.- Los miembros del club con el pedantismo por las nubes. Resulta consolador que ya en los años cincuenta se tuviera conciencia del vértigo tecnológico.  Por lo demás lo único aprovechable es la frase de Étienne: “Al final, como siempre, un acto de fe. Sigue siendo la mejor definición del hombre. Ahora, volviendo al asunto del huevo frito…” Genial.

35.- Babs insulta a Horacio, le llama inquisidor, le reprocha su comportamiento con la Maga que se ha marchado a cuidar a Pola, enferma. Algo tiene que ver el huevo frito que despide olor a tumba y la media botella de coñac que se ha tomado Babs. Horacio anuncia el abandono del club.

121.- Poema en inglés de un tal Ferlinghetti (parece de origen italiano). No veo el sentido.

36.- Horacio lame sus heridas bajo un puente, junto a cuatro clochardes. Hay un giro magnífico en el punto de vista del narrador, pues de pronto Horacio pasa a ser el nuevo clocharde. Pero Cortázar no se detiene ahí, satisfecho de su técnica, sino que entremezcla el punto de vista de la clocharde, la compañera de Celestín, con la visión que Horacio y la Maga tenían antes cuando iban juntos al puente y se quedaban mirando a los clochardes. Horacio en el fondo de un furgón policial.

37.- Aparecen Traveler y Talita. Se mueren de ansias por viajar. Se conocieron comprando unos supositorios para la bronquitis, ella es farmacéutica, él trabaja en un circo, tiene un gato calculista.

98.- Horacio, parece Horacio en un momento de su vida incierto y en un lugar más incierto aún. El principio de incertidumbre de Heisenberg…

38 y 39 .- Horacio vuelve “violentamente” a la Argentina. Traveler patea al gato calculista cuando se entera. Chinchulines y vino en el reencuentro de los dos amigos en Buenos Aires. Horacio no quiere contar nada.

86.- Wong abandona Francia, no vale la pena seguir molestándose en “champollionizar las rosetas del viejo”. El neologismo champollionizar es inmediatamente aclarado por la referencia a las rosetas, es entonces cuando te das cuenta de que el verbo hace referencia a Jean-François Champollion, el egiptólogo francés que dio con la clave para descifrar los jeroglíficos interpretando la piedra Roseta. Las citas son del libro El retorno de los brujos de Pauwels y Bergier: esoterismo, parapsicología…

78.- Horacio interpreta su vida de vuelta. Una novia antigua que lo esperó como un hodioso hodiseo (sic), Gekrepten, y un corretaje de cortes de gabardina que vende disfrazada de marinero.

40.- Traveler quiere saber de “aquello” refiriéndose a Francia, pero Horacio no quiere hablar. “Ningún interés” le dice para hacerlo rabiar.

59.- Cita de pescadores, peces muertos y la obligación de aquellos con estos, hecha por Lévi-Strauss.

41.- Horacio endereza clavos sobre una baldosa. Lo que acontece a continuación no tiene desperdicio, es algo así como una obra del más puro esperpento valleinclanesco. Horacio quiere yerba para cebar el mate y se la pide a Traveler que vive enfrente. En lugar de ir a buscarla, ambos deciden que resulta preferible construir una especie de pasarela con dos tablones que parten desde sus respectivas ventanas para salvar la calle que las separa. Talila en el centro que une las dos tablas y a punto de estrellarse contra el suelo, acepta la oferta de Horacio de ¡jugar a las preguntas balanza! Y después Talila se pondrá un sombrero y acabará por lanzar la yerba con clavos que había pedido Horario a su amigo Traveler, y que era lo que justificaba todo este montaje teatrero. Claro que al fin y al cabo, trabajan en el circo como dicen los chicos del barrio que contemplan la escena desde la calle.

148.- Aulio Gelio, el gramático latino del siglo II, explica el origen de la palabra persooona.

42.- Horacio, al fin, comienza a trabajar en el circo. Toda va realmente muy bien.

75.- Una buena muestra del histrionismo bucal de Horacio.

43.- Talita le pide a Horacio que se marche, que deje a Traveler vivir sin su presencia. Pero eso no es posible, Horacio no tiene otro asidero en el mundo que ellos dos: Talita y Traveler. Esos dos nuevos compañeros de juego, del juego de las casillas astrales o celestiales, ese juego que se juzga a través del agujero donde termina la lona de la carpa circense.

125.- Horacio emperrado, acaba por echarse un galgo a sí mismo.

44.- Traveler duerme poco. Por el día, silba tangos y ceba mate o lee. El director del circo está en tratos para comprar un loquero o cambiarlo por el circo. Talita despluma un pato cada quince días, Traveler le corta la cabeza, al pato. Las doce de algún día. Talita, una pelota de tenis. Horacio tirándole un lance a Talita. Y Traveler gritándole al cielo estrellado que cabe en una panera: “¡Qué no! ¡Qué es otra cosa! ¡Malditamente otra cosa, carajo!”.

102.- Dos citas: Musil y Hofmannthal. La voz silenciosa (horaciana) y la noción definida (traveleriana).

45.- Horacio y Traveler viven pendientes el uno del otro, incluso hay párrafos en los que se aprecia cierta confusión de voces, una sola voz. Sin embargo, y ahí está el bicho que los habita a los dos, casi no se hablan. Se parecen tanto como si fueran uno mismo.

80.- El pobre loco, el soñador de Horacio.

46.- El tango Cotorrita de la suerte. Seis barajas de una tacada en el juego de la escoba. Conversan Horacio y Traveler. Se reprochan, se espían. El tangacho Malevaje de Juan de Dios Filiberto.

47.- La voz de Talita. Asombroso lo que consigue Cortázar en cuatro hojas. No es lo que cuenta, ni siquiera cómo lo cuenta, es el tono, el timbre, ese gusto que te deja en la boca.

110.- Cita de Anaïs Nin. Un sueño fractal.

48.- Sorprendente pirueta temporal: Horacio a bordo del barco que lo devuelve a Buenos Aires, ve el fantasma de la Maga atravesando la cubierta. Más allá de lo que cuenta, es la voz inconfundible de Horacio, perfecta, como esculpida en dura piedra mingorriana, la que paulatinamente acaba por llenarlo todo, el antes y el después.

111.- Narración de la vida de Ivonne Guitry. No he sido capaz de saber con certeza si se trata de alguien que tuvo una existencia cierta al lado de Carlos Gardel, o si por el contrario no es más que una simple historia en la que se inspiró el tango Madame Ivonne.

49.- El circo se vende o, mejor, se permuta por clínica mental.

116.- Cita de Molcolm Lowry.

50.- Para formalizar el traspaso de la loquería, es preciso que los enfermos presten su consentimiento. Traveler-Talita-Horacio, el trimegisto.

119.- Una cotorrita australiana dentro de un jaula londinense de 8 pulgadas.

51.- Los residentes del sanatorio firman el traspaso.

69.- Obituario del coronel Adolfo Abila Sanhes publicado en Renovigo (Periódiko Revolucionario Bilingüe), publicación mexicana en lengua ispamerikana de la Editorial Lumen.

52.- Los enfermos mejor, gracias. El internista juega al póquer con Horacio y Traveler. La Cuca, la mujer del dire, mete las narices en todos los asuntos. Y de lo otro, ¿qué iba Horacio a poder contar?

89.- Un par de cartas del licenciado Juan Cuevas, que no sabemos quién es. Anticlericalismo y la chingada madre.

53.- En la morgue de la clínica de Ferraguto.

66.- La impotencia de Morelli: un muro construido con una sola frase.

149.- Poema de Octavio Paz. El extraño eco de los pasos propios.

54.- Horacio contesta la carta de Gekrepten, su pareja sentimental. Contempla desde su venta la rayuela en la que el 8 despliega una habilidad sin igual. Aunque Talita lo intenta con un pobre resultado, es suficiente para provocar la confusión en el espíritu de Horacio que cree ver de nuevo a la Maga, como en el barco. Horacio da el relevo a Traveler en la guardia de las once y media de la noche. Talita le lleva limonada a media noche y Horacio le cuenta su visión y el miedo en el pasillo de un momento antes. Aparece don López, uno de los internos, acariciando una paloma que siempre lleva consigo. Trae presagios de degüello general, de un revólver que parece una paloma. Talita y Oliveira descienden en el montacargas hasta el sótano, donde está la morgue, siguiendo los pasos del sujeto de la paloma. Hay una ola de calor y allí se esta fresco. La besa. Allí entre las heladeras de conservar cadáveres, como si fuera una Eurídice en el Hades. Pero nada es lo que parece, ni siquiera “estar de gris y ser de rosa”, porque todo se reduce a cambiar de casilla, igual que el revólver disfrazado de paloma. El tejo, que es lo que cuenta, es empujado por la pierna doblada hasta alcanzar la playa desierta que indica el final del juego.

129.- Traveler insomne, después de alguna tentativa de pesadillas, descubre que Talita no está, pródiga sonámbula de romanticismo, y decide leer la obra de Ceferino Piriz “La Luz de la Paz en el Mundo”. Una especie de utopía de una ingenuidad atolondrada, que sin embargo divierte a Traveler entre copas de caña (bebida alcohólica obtenida a partir de la melaza de caña de azúcar)

139.- Apunte de Cortázar sobre el Concierto de Cámara para violín, piano y trece instrumentos de viento de Alban Berg. Es una obra marcada por raudas transiciones entre lo tonal y lo atonal, es muy probable que fuera esa fuerte contraposición lo que llamara la atención de Cortázar.

133.- Ceferino se pone fino y comienza a enumerar las cuarenta y cinco corporaciones que debían componer un país ejemplar. Deslumbrado por la ruptura que propone Ceferino en el ángulo de visión, Traveler anuncia la hermosura de un mundo donde existan detectives andantes, de petición y de acotación. Lástima que no prosiga con al menos una corporación de escuderos. Le toca el turno a las casas: casa de colecciones, casas de labor; más tarde colores en especies genéricas de blancos, colorados, amarillos, pampas, pardos, negros…;  y culmina entre castillo de encasillamientos, distribuyendo ejércitos y artillerías entre los militares en función de su signo zodiacal. Una verdadera apoteosis de cortarazarismo.

140.- Fórmulas y formas lingüísticas del extrañamiento

138.- Los tíos de Horacio y la madre de la Maga. Es difícil saber a qué viene esto.

127.- La Cuca en la farmacia, Ceferino Piriz y Morelli, Remorino y Roberto Arlt.

55.- Trascripción parcial del 133.

56.- Oliveira construyendo una rayuela en su cancha con palanganas llenas de agua y piolines, al tiempo que juega en la de afuera lanzando puchos por la ventana. La interior se construye como artilugio defensivo contra la irrupción de Traveler en la pieza. Palanganas acuosas, piolines de picaporte, rulemanes entre líneas… En la segundo, la exterior, los puchos saltan e iluminan las casillas de transformación, esas en las que Tatita fue la Maga. “No hay nada más sensato que una ventana abierta”, dirá Horacio ante la insistencia de Talita de que cierre la ventana. Claro, es evidente que la ventana es el túnel, el conducto que conecta las dos rayuelas, la interior en la que juega Traveler-Horario-Ceferino-Morelli y la externa, que es de Talita-la-Maga-Pola.  Arriba, en el tercer piso, el 43 enciende y apaga la luz; abajo, en el segundo, Horacio está sentado en la ventana y más abajo, en la calle, la gente se apelotona y Talita empuja el tejo hacia el cielo.

135.- Tortas fritas con mate. Gekrepten y Oliveira.

63.- Talita le pone comprensas de agua fría a Oliveira.

88.- Traveler y Oliveira hablan de las corporaciones de Ceferino Piriz. Le inyectan agua destilada o morfina, no queda claro.

72.- Un matecito y un sueño, ambos cosas necesita Olivera después de trabajar y volver a casa.

77.- Ferraguro despide a Oliveira.

131.- Ovejero, el médico, le toma el pulso a Oliveira, asiente. Antes Horacio y Traveler toman en serio la posibilidad de incorporarse a la corporación nacional de los monjes de la oración del santiguamiento, de la que hablaba Ceferino.

58.- Casi todos (Gekrepten, Ovejero, Talita, Traveler, Ferraguto, la Cuca, el del dieciocho…), uno detrás de otro. En el cerebro de Oliveira debió sonar como un tutti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario