miércoles, 16 de marzo de 2011

El camino. Tertulia


Miguel Delibes Setién nace en Valladolid el 17 de octubre de 1920 y fallece en la misma ciudad el 12 de marzo de 2010. Novelista español muy apegado a su tierra, estudia derecho y accede a la cátedra de Historia del Comercio, muy pronto comienza a colaborar con el diario El Norte de Castilla, primero como dibujante y luego como periodista de provincias. De su paso por el periodismo Delibes dijo que le fue muy útil porque en él solte pluma y aprendí a decir mucho en poco espacio.
En 1947, con tan sólo veintisiete años escribe su primera novela “La sombra del ciprés es alargada” ambientada precisamente en Ávila, con la que consigue el premio Nadal. En ella ya aparece uno de los temas recurrentes en Delibes: la muerte como acto de despojamiento humano, versión castellana de la pérdida que representa el “te dejo o me dejas” demostrando la falsedad del verso becqueriano que se lamentaba de la soledad de los muertos.  Si la siguiente novela “Aun es de día” (1949) parece mantener la línea emprendida en la anterior, es en “El camino” (1950) donde Delibes da un salto sustancial en su progreso novelístico. No sólo es la estructura narrativa que se monta optando por el punto de vista de un niño de once años, en la noche anterior a su marcha a la ciudad para “progresar” estudiando el bachillerato, sino fundamentalmente por razón del lenguaje y el “tono” que Delibes emplea. Este tono es el fruto de una peculiar manera de entrelazar la visión, ciertamente en ocasiones idealizada, de la vida rural en un pueblo de Cantabria, y la confianza con la que el escritor se sobrepone al mismo punto de vista que adopta merced a un maravillo estilo indirecto. Delibes, al acotar la narración en un espacio temporal muy breve, una noche, tiene la pretensión expresa de mostrar al lector, una realidad que se escapa de modo irremisible. a saber la dicotomía campo/ciudad. Fue este el primer tema que abordó la tertulia.  
Unos expresaron que no hay razones para pensar que Daniel, el Mochuelo, no vaya a regresar al pueblo (por cierto según datos aportados por uno de los tertulianos parece tratarse de la localidad  de Molledo-Portolín en Cantabria, lugar donde Delibes pasó los veranos de su infancia) una vez terminados sus estudios y pueda convertirse, por ejemplo, en médico como le dice uno de los vecinos. Otros sin embargo insistieron en que Delibes traza una nítida marca de separación entre ambos medios, el rural y el urbano, y así se deduce del hecho de que para progresar hubiera que salir del pueblo o de la circunstancia misma de que Tomás, el hermano de Germán, el Tiñoso, que estaba colocado en una empresa de autobuses, y por tanto trabajaba en la ciudad, procediera a cortar ,de la cinta que adornaba la corona enviada por el Mochuelo y el Moñiga, el mote de "Tiñoso", de indudable mal gusto para quien habita en la ciudad. En fin de lo que no hubo duda, fue de que el lector se percata en seguida de que el Mochuelo vive,el abandono del pueblo, como el final de la infancia, de ahí que alguien apuntara que el llanto del Mochuelo que pone término a la novela sea, o el último de un niño o el primero de un adulto. 
También el lenguaje y la prosa de Delibes ocupó un espacio destacado en la tertulia. El lenguaje utilizado por Delibes es, en muchos casos, el propio del mundo rural que posee una significación muy precisa y ahondando en el sentido, eminentemente práctico, que en el ámbito de los pueblos todas las cosas poseen  Valga como ejemplo, el nombre exacto de la "mierda" de las reses, a saber: boñiga y cagajón, por no mencionar palabras que ya en aquella época se habían dejado de utilizar en las ciudades, así: barda, tazar, herrada, acitara… Si el lector actual no puede dejar de reconocer su ignorancia, no es ello óbice para paladear la intensa emoción de conocer a través de Delibes “el nombre exacto de las cosas”. 
Respecto de la prosa del maestro Delibes aunque hubo tertulianos que le achacaron cierta falta de ritmo, la llaneza y simplicidad de las construcciones le dotan de mayor autenticidad y profundidad. En todo caso no puede sino destacarse la variedad de recursos que Delibes emplea: la ironía (basta recordar a las tres Guindillas "desfilando" como hijas de guardia civil, camino de la iglesia), el lenguaje poético ("... un silencio abierto sobre cien sollozos reprimidos...") o los elementos puramente descriptivos muy cercanos al lenguaje cinematográfico (en la descripción del pueblo)
Se dedicaron buenos y agradables minutos a recorrer los apodos de los personajes, las historias particulares de alguno de ellos (las Gundillas se volvieron a llevar la palma) o el sorprendente dato del tiempo que empleó Delibes en escribir la novela (no lo revelaré para no deprimir a los futuros novelistas que nos siguen)
Al hilo de esto último, se comentaron un par de anécdotas con las que podemos dar por concluido este resumen. Una, la negativa de Delibes a tomar parte en un premio literario ante una invitación realizada al efecto, afirmando que no podía aceptarlo por lo que pensarían los demás novelistas, lo que habla de una grandeza ética y humana sobrecogedora (¿cuántos harían lo mismo hoy en día?); y dos, la también respuesta negativa de Delibes a dirigir el diario "El País" por las malas circunstancias personales por las que atravesaba, de nuevo honradez, autenticidad y dignidad. Un ejemplo para todos.
Gracias a todos por vuestra asistencia y entrega. Procurar no sobrecargar la red con vuestros comentarios.
El libro de la tertulia siguiente es la novela del escritor italiano Antonio Tabucchi "La cabeza perdida de Damasceno Monteiro" 
   

3 comentarios:

  1. No se que es lo que hago mal, es la segunda vez que intento hacer el comentario, !narices!!
    La reunion de ayer creo que resultó entretenida, casi divertida por las anecdotas que se contaron, personales unas y referidas a Delibes y su obra otras.
    El resumen de Raul de Pedro Paramo, que yo no he podido ver hasta hoy es genial y me habria venidao de cine antes de, que tube que ir venir de Comala varias veces.
    El cuento africano, conmovedor , sigue con ello .

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  2. El peligro que esconden los resúmenes de Raúl es que son tan amenos y completos, que no se siente uno incómodo por no poder acudir in personae. Así que días de nieve y ventisca, soles tremebundos, y vientos ásperos... me quedo con la versión on line, que está muy bien(por supuesto, es broma...¿o no?)

    David L.

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  3. Yo disfruté mucho el otro día, fue amena y distendida como la lectura. Me quedo con los motes, tan acertados. Por cierto, yo que he vivido en un pueblo, lo de robar manzanas u otras frutas nunca me ha causado tanto trauma, quizá porque nunca estuve enamorada del dueño del árbol como le pasaba al Mochuelo, ni siquiera de mi padre cuando me cobró veinte duros por robarle las cerezas...
    Hablando de otra cosa, no encuentro el libro de esta semana, y me temo que el que yo quiero tampoco va a ser fácil, sólo se puede encontrar en internet. ¿Hay otras alternativas de lectura?

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