Hay algunas cosas que no debemos
de pasar por alto en los Preliminares de la Segunda Parte. Lo primero en lo que
se repara es en el título de la portada, pues el “ingenioso hidalgo” se ha
transformado en “ingenioso cavallero”.
Lo más probable es que esta mutación se daba al proceso editorial pues,
tal y como señala Francisco Rico, tal variante de caballero hablando de su
ingeniosa criatura, no suele ser usada por Cervantes. Después de la tasa y de
la fe de erratas, aparecen nada menos que tres aprobaciones, recordaremos que
ninguna aprobación figuraba en la Primera Parte, lo que suele achacarse a
olvido o simplemente que no estuvieran a mano. Quizás convenga aclarar estos
extremos. Con el término aprobación se hace referencia a la licencia para
imprimir, es decir a la censura. Solían ser dos: la religiosa y la civil, en
nuestro caso las que firman Cetina y Valdivielso. La que sorprende es la
tercera, la de Márquez Torres, por ser del todo superflua y, dado su contenido,
algunos cervantistas han visto en ella, disfrazada, la pluma de Cervantes. Como
agudamente apunta Canavaggio llama la atención que los caballeros franceses
llegados a la Corte, no mencionen la primera parte del Quijote y se refieran a la
Galatea y a las Novelas, parece que Cervantes prefería no aparecer como autor de la historia de un loco.
Tras el privilegio aparece el
prólogo al lector. Sabemos ya de la extraordinaria importancia de los prólogos
en la obra de Cervantes y de la novedad que anuncian siempre. En este, Cervantes
cita al lector para que sea testigo de su disputa con “el autor del segundo Don
Quijote”, esto es el de Avellaneda. Lo que Cervantes no tolera es que aquel le
haya tratado de viejo y manco, que ni está de su mano detener el tiempo ni perdió
la izquierda en riña de taberna. La dedicatoria merece una atenta lectura, en
ella nos encontramos con otro de esos maravillosos inventos cervantinos: una
carta escrita por el emperador de China en lengua chinesca y enviada por un
propio (no sabemos sino chino o español), dirigida al mismísimo Cervantes con el
ruego de que funde algo así como un Instituto Cervantes. La cosa quedó
aplazada.
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