sábado, 21 de junio de 2025

Los cachorros. Mario Vargas Llosa

 


Esta obra se publicó en 1967, se trata de un hecho real que ocurrió en Perú y que Vargas Llosa había leído en un recorte de periódico hacía años: la emasculación de un muchacho por el ataque de un perro.

El término “cachorro” alude al adolescente inmaduro que se conforma con las reglas del grupo. Cuéllar que así se llama el adolescente que sufrió la castración ve como la actitud hacia él, de sus padres, de los profesores y de sus compañeros cambia totalmente y va a ser conocido con el apodo de “Pichulita”. Cuéllar intenta demostrar su virilidad a través de los deportes,especialmente el futbol que nunca había practicado y creyendo que al ser la afición preferida de sus amigos podría integrarse en el barrio.

Poco a poco el protagonista asume su castración irreversible y las consecuencias que esto le va a acarrear en su vida adulta. A la vez que va pasando el tiempo va alejándose del grupo y reaccionando con manifestaciones violentas e impropias que terminan en un desgraciado final.

Lo más destacable en la lectura de esta obra es la velocidad narrativa y su viveza.  Nunca sabemos quién es el narrador, hay un juego continuo entre la primera persona narrativa y la narración:

                Lo vieron pasar uno, dos, y al tercer tumbo lo vieron, lo adivinamos meter la cabeza,

               Impulsarse con un brazo para pescar la corriente, poner el cuerpo duro y patalear.

              Entonces volvíamos a nuestra casa, y se duchaban y acicalábamos.

La primera persona representa la voz de uno de los cachorros, pero sin saber cuál porque todos ellos forman una unidad. El nosotros puede incluir al lector. Cuèllar va pasando por todas las fases de la vida: infancia, adolescencia, juventud y madurez a la que nunca llega psicológicamente.

A Los Cachorros se la relaciona con otras dos de sus obras: La ciudad y los perros y La casa verde, pues ambas tratan sobre la adolescencia y la juventud.

Como queda patente en esta obra, así como es sus primeros libros, los dos citados anteriormente junto con Conversaciones en la Catedral (una de sus grandes obras), La guerra del fin del mundo… el premio Nobel utiliza una jerga típica de su Perú natal, con una narración dinámica, diálogos coloquiales y frescos, donde sus personajes hablan de forma natural y espontánea, lo que da a las conversaciones un tono realista y auténtico y un estilo trasparente y claro.

Ore-Mari

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