martes, 22 de abril de 2025

El hereje. Miguel Delibes

 


El nacimiento del niño Cipriano Salcedo produjo la muerte de su madre por parto. Esto no se tradujo en un mínimo afecto del padre hacia el niño, sino todo lo contrario, que se refería siempre a su hijo como “el parricida”.

Para amamantar al niño, el padre contrató una criada, Minervina, que será uña y carne con el niño haciendo durante los primeros años de madre, de criada, de maestra, de catequista, de amante... Delibes va describiendo con frases cortas, verbo ágil y argumento conciso, la evolución del niño Cipriano, que es muy vivo y perspicaz, y todo lo pilla al vuelo.

Más adelante, el padre para apartarle de la influencia de su cuidadora, ingresa al niño en un colegio de expósitos, aprovechando la influencia de su hermano Ignacio que es oidor en la Chancillería de Valladolid. Allí, Cipriano endurece su personalidad con las experiencias vividas con sus compañeros, y sigue progresando sabiamente y afianzándose en su nivel cultural. Se vuelve muy escrupuloso en lo religioso, intentando hacer el bien, pero no para salvar su alma, sino principalmente, para ayudar a los demás a que se salven. Estos escrúpulos de la religión le acompañarán toda su vida, y se los irá planteando a lo largo de la novela a sus maestros, amigos, tutores y confesores.

Se nota que Delibes conoce el mundo rural y va dejando huellas de sus conocimientos, en los pueblos por los que pasa el padre de Cipriano, don Bernardo Salcedo, y más adelante en las ocupaciones rurales del hijo, don Cipriano: lo mismo con las costumbres, la caza o los animales, Delibes apuntala sus descripciones con palabras raras ya en desuso: perulero, escribanía, zarabanda, capillo, lubricán, escañiles, haldas, zamarros, conventículo... Obligándome a buscar en el diccionario su sentido exacto, que en parte ya te imaginas por el contexto.

Una vez muerto el padre, Cipriano hereda el negocio y lo hace progresar, y se sigue enredando en temas religiosos, visitando los predicadores más famosos de las iglesias de Valladolid o los curas de las iglesias de la comarca.

En aquel momento en la iglesia católica se produce una división entre los que están a favor de la reforma de Lutero y el espíritu erasmista, y los que están en contra. A Cipriano Salcedo le atrae lo más auténtico y cercano a la coherencia. Y comienza a visitar un conventículo de corte erasmista y luterano. Aquel conventículo clandestino de Valladolid, era una reunión de hermanos alentada por la fe y el temor como los primitivos cristianos en las catacumbas, como las de los apóstoles tras la resurrección de Cristo.

“Aquel día el conventículo iba a versar sobre las reliquias y otras supersticiones, advirtiendo que no pocas de estas creencias ridículas circulaban aún por nuestras iglesias y conventos y se respetaban como artículos de fe. Los engaños que se hacen con estas reliquias que sacan dinero de los simples como por pelearéis por muchas reliquias que os mostrarán en dos o tres lugares. El doctor Cazalla intentó demostrar que la reliquias eran algo innecesario y no solo inútil sino nocivo para la Iglesia, y que deberíamos esforzarnos para desarrollar ese culto por ir de nuestras costumbres religiosas, y lo unió con el tema de las indulgencias tan frecuente en su oratoria para vivos y para muertos se producían inevitablemente con el dinero de por medio y concluyó afirmando que estos negocios no sólo carecían de valor escriturístico sino que era evidente la falacia a la que daban lugar. (Página 279)

En Alemania los luteranos achacaban a los conventos católicos la vida licenciosa que se hacía en ellos, pero según otros, eran los religiosos luteranos los que mantenían en casa sus concubinas y lo que era peor se ufanaban y hacían gala de todo ello. El que Lutero contrajo matrimonio con una monja exclaustrada era un acto sacrílego, puesto que ambos habían hecho votos de castidad. Otros rebaten que la prohibición de casarse y sus peligros, y que era la decisión de un concilio y por tanto otro Concilio podía inutilizarla como había hecho la Iglesia griega.

Algunos conventículos eran un intercambio de improperios, dada la falta de preparación religiosa y a nivel cultural de sus asistentes. Ello conllevó que llegara a conocimiento de la Inquisición, y sus componentes apresados, y la mayor parte de ellos ajusticiados en la hoguera.

Cuando el tío de Cipriano, don Ignacio Salcedo, le visitan la prisión secreta de la Inquisición le abrazó y le dijo: "Algún día, musitó a su oído, estas cosas serán consideradas como un atropello contra la libertad que Cristo nos trajo. Pide por mí, hijo mío." ¡Es el Presidente de la Chancillería el que pide al preso (su sobrino), que rece por él! Es el mundo al revés. Con esa frase Delibes nos está sugiriendo una nueva interpretación de la novela.

En resumen. La definición de la palabra conventículo ("Junta ilícita y clandestina de algunas personas") podría ser un buen resumen de la obra. A pesar de la complejidad de la temática religiosa que implica "El hereje", Delibes lo describe de manera magistral, amena y didáctica, que te hace sentir partícipe de la descripción de cada momento en toda la novela.

 

Efrén ARROYO ESGUEVA


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