sábado, 26 de abril de 2025

¿Cuál es tu tormento? El amigo. Sigrid Nunez

 




Con la pretensión de indagar hasta dónde se puede llegar cuando se quiere hacer realidad la pregunta de Simone Weil: “¿Cuál es tu tormento?”, la protagonista de la novela de Sigrid Nunez (Nueva York, 1951) presta su tiempo y capacidad de escucha a una multitud de personas. Asiste a la conferencia de un prestigioso intelectual sobre la actual situación del mundo, presidida por un capitalismo de vigilancia por sometimiento tecnológico, que conduce a un horizonte muy pesimista ecológico y humanista (una llamada de socorro frente al desliz autoritario al que se enfrentan las democracias actuales). Conoce muy bien al protagonista de la conferencia porque fue su compañero sentimental. Que  hay poca esperanza es lo que viene a decir, mensaje que la protagonista se ve forzada a traslada a la peculiar relación que mantiene con una amiga que está gravemente enferma, que se convertirá en la parte central de la novela.

“Creo que es muy cierto lo que oí decir una vez a un famoso dramaturgo, que no hay seres humanos verdaderamente estúpidos, ni vidas humanas que carezcan de interés, y que lo descubriríamos si estuviéramos dispuestos a sentarnos y escuchar a la gente. Pero a veces has de estar dispuesta a sentarte durante largo tiempo”. La pregunta que lanzó Simone Weil para dar sentido al amor al prójimo y que da título al libro no parece que tenga siempre el mismo significado. Y es que en ocasiones quien lanza la pregunta se arriesga a terminar atormentado.

El segundo de los textos precede cronológicamente al anterior y posee una mayor singularidad. Estamos ante una pieza literaria heterogénea que parte de un argumento sencillo: la protagonista se hace cargo del perro (un gran danés arquelín) de su maestro y mentor tras su muerte, y va poniendo de manifiesto las relaciones que paulatinamente van surgiendo con su nuevo compañero. El perro es grande y su apartamento pequeño. Además, hay dos problemas: pesa sobre el contrato de alquiler la prohibición de tener mascotas y el gran danés padece artritis.

Aunque la obra tiene magníficas páginas dedicadas al “enamoramiento” que surge entre la narradora y el “animal de apoyo emocional”, creo que la parte más interesante de la novela está en las múltiples digresiones que surgen en relación con la tarea de escribir en el mundo actual. En este sentido contiene reflexiones relativas a una cierta “desconexión que existe entre una vida llena de tecnología y una ficción sin ella”, es decir, que la tecnología funciona mal en la ficción, lo que se complica porque hoy en día se escribe “sin nada en las cabezas y nada entre las piernas”. Ninguna novela que se escriba en la actualidad va “tener efectos significativos en la sociedad”, de manera que es el éxito económico el único aliciente que la protagonista parece encontrar en los jóvenes que participan en talleres de escritura que ella imparte. La queja de los alumnos: “Por qué hay que leer libros que no obtuvieron beneficio económico”. La literatura se ha mercantilizado y politizado, razón por la cual “no puede cumplir con su tarea en una cultura” presidida por semejantes premisas.

Me sorprende un poco el éxito alcanzo por la novela que probablemente se deba a la estrecha relación que la narradora describe con su gran danés.

En mi opinión la escritora neoyorkina merece nuestra atención porque se esfuerza en manejar valores universales (verdad, caridad, justicia) a los que intenta dar un significado, una búsqueda de sentido que en cierta manera está muy ligada a la devoción.

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