jueves, 22 de noviembre de 2012

Adiós a Berlin. Christopher Isherwood.



Christopher Isherwood nacido en 1904 en el norte de Inglaterra, cerca de Manchester, adquirió en 1946 la nacionalidad estadounidense y murió en enero de 1986 en su casa de Santa Mónica, California. Hijo de familia acomodada, pero distante, muy pronto construyó un mundo imaginario en unión de amigos como el novelista Edward Upward. En 1930 viajó a Berlín donde trabajó dando clase de inglés. Aspectos como la homosexualidad y el comunismo están presentes en sus trabajos literarios. En 1938 viajó a China con su amigo, el poeta W.H. Auden y posteriormente emigraron juntos a Estados Unidos. A partir de ese momento Isherwood profesó el hinduismo, llevando a cabo una nueva traducción al inglés del Bhagavad Gita.


Diario berlinés (Otoño 1930)
Eso que siempre hay. Aquello que logra desnudar el sentimiento que un día dejamos prendido de la percha de un probador. Estoy hablando de lo perturbador que resulta que a uno le recuerden que está en una “ciudad extraña, lejos de casa, solo”. Herr Issyhvoo, un inglés triste, vive en la casa de huéspedes de Fräudelin Schroeder, un viejo piso berlinés, donde ahora su dueña vacía orinales en lugar de tazas de té. El cuarto de Herr Issyhvoo conserva en la alfombra y en el papel pintado el recuerdo de otros moradores, cuyas historias desgrana Fräudelin Schroeder con detenida cadencia. Ella habla del pasado. Él enferma de futuro. Ella todas las mañanas echa las cartas con Fräulelin Mayr. Él necesita un sombrero para salir a la calle con dignidad. Fräudelin Mayr es de Baviera, artista de variedades y nazi convencida. Odia a la vecina de abajo, una tal Frau Glanterneck, judía de Galitzia. Herr Issyhvoo da clases de inglés a Hippi Bernstein. La familia es rica y parece judía. A veces Herr Issyhvoo recibe una moneda de oro de cinco marcos, no un billete, no, sino una moneda de oro. Parece significativa esa unión del oro y los judíos.

Sally Bowles.
Chris, Fritz y Sally. Fritz se porta como un héroe y le presta diez marcos a Sally. Pero a Chris (Issyhvoo) el café puro de Fritz le sienta como si fuera veneno. Sally canta en el Lady Windermere, aunque tiene una voz baja y bronca y un aspecto extraño, la indiferencia de su sonrisa le da un aire que resulta impresionante. Es Liza Minneli en Cabaret. A Chris no le gustó. Sally come criadillas (huevos crudos con salsa inglesa), tiene diecinueve años, las manos de una vieja y las uñas pintadas de verde. Sally ya sabe que “los hombres de este país…, todos, quieren llevarte a la cama por un caja de bombones” y que el dinero hace que mires a la gente de otra manera. Esta enamorada de Klaus Linke, el pianista que acompaña las canciones de Sally en el Lady Windermere. Pero él se va a Londres y le envía una carta de ruptura. Chris la consuela y entretiene. Juntos sueñan: ella, actriz; él, escritor. Conocen a Clive un tipo “que se bebía media botella de whisky antes del desayuno”, alguien que siempre se estaba preguntando si entraba o salía de los sitios. Era rico e inconsecuente. En unas pocas semanas, voló; y Chris y Sally discutieron sobre la huida de Clive: Sally dice que los hombres no le duran y Chris que está equivocada que él es el ejemplo. Clive les deja trescientos marcos que servirán para pagar la clínica donde Sally va a abortar. Es hijo de Klaus, pero Chris hará de padre de un niño que no va a nacer. Sally y Chris se separan sin haber llegado nunca realmente a estar juntos. Quedan un par de postales en seis años. Y en medio la historia de un timador que resultó ser un loco tranquilo.

En la isla de Ruegen.-
Fue durante la época nazi cuando se inició la construcción del puente que une la isla al continente. “El Báltico tibio y poco profundo”, en la isla de Ruegen. Allí está Chris, de nuevo en una pensión. Hay un chico alemán que usa extensores y un inglés de marcadas venas en las sienes: Otto y Peter. La historia de Peter, tan anodina como una discusión en el interior de un pajar. Otto es capaz de sacar el acoso de la mirada de Peter y aunque nada tenga que ver con el universo del inconsciente, Otto es el nuevo analista del maníaco-depresivo Peter. La playa está llena de “verdaderos tipos nórdicos”, de sillas con gallardetes. Peter se siente un poco fuera de lugar, “una de mis abuelas era medio española”. La llegada de un cirujano nazi (del tipo que conoce la maldad humana por el estado de las amígdalas), precipita las rencillas entre Peter y Otto que concluye en riña de la que Chris es mero espectador: “Era divertido y a la vez desagradable, porque la ira les afeaba las caras…” Las escaramuzas entre Peter y Otto proliferan. Chris hace compañía a Peter de la misma forma que si fuera una luz encendida.

Los Nowak.-
Herr Christoph acude a visitar a Otto en Berlín, en la Hallesches Tor. Otto le convence para que viva con su familia y Christoph se convierte en huésped de los Nowak. A este inglés lo que le gusta es husmear en las pensiones. Los Nowak son cinco. Además de Otto, está Lothar, el hijo mayor, que trabaja en un garaje, estudia para ingeniero y simpatiza con los nazis. Frau Nowak añora los tiempos del Kaiser. Grete la hija menor colecciona cromos de flores. Otto aboga por la revolución comunista, parece que secundado por su padre, Herr Nowak. A los dos les gusta contar historias. La casa la visitan un inspector y una enfermera que reprochan a Frau Nowak las condiciones de habitabilidad de la buhardilla y el hacinamiento. También acude un sastre judío que vende ropa a plazos. Frau Nowak confían en que Hitler le ajuste las cuentas al judío trapero, pero sin meterse con ellos (un sentimiento que debía de estar muy extendido en la época). Había allí un estrépito de selva y los domingos eran los días más largos.  Frau Nowak acaba por ingresar en un sanatorio y Herr Christoph toma distancia de su experimento abandonando la casa que queda en manos de Herr Nowak y la niña Grete. Otto y Christoph acuden al sanatorio a visitar a Frau Nowak. Es un lugar donde las mujeres, violentadas por los hombres y la sociedad, descansan. Las mujeres enardecidas por la visita de los hombres, embotan los sentidos de Christoph.

Los Landauer.-
Los nazis persiguen judíos en las noches del otoño de 1930 en Berlín. Christoph recuerda que posee una carta de recomendación para la familia judía de los Landauer. Natalia Landauer tiene dieciocho años y habla como un cotorra, una sabelotodo que quiere ajustarle las tuercas a la vida. Bernhard es el primo de Natalia y vive en un piso protegido por cinco puertas y cubierto de estatuas griegas, indochinas y un buda a los pies de la cama. A Christoph le parece un hombre fatigado, quizás cansado de la vida. En la oficina Bernhard es una luz azul: el mejor modo de ocultarse. La mezcla de sangres de la que es portador Bernhard le aconseja la disciplina como única salida. La pureza que proporciona los siglos en libertad de Gran Bretaña, predisponen a Christop a los experimentos: Sally versus Natalia. Bernhard y Christop: el sentimentalismo judío que da la espalda al mundo y la flema inglesa que no puede reprimir su hostilidad hacia cualquier manifestación de debilidad. Hasta cierto punto es la misma canción, como en el final de Los maestros cantores, Die Meistersinger, la ópera wagneriana. Ahora sabemos que la relación de Christop con los Landauer se remonta a la época en la que vivía en la pensión de Fräudelin Schroeder y que se mantuvo con altibajos en el período Nowak. Un poco después de mayo de 1933 Bernhard muere de un infarto al corazón que le causa una bala seguramente fabricada en Alemania.

Diario berlinés (Invierno 1932-1933).-
Fräudelin Schroeder odia el frío y en infierno se pega a la estufa de azulejos. Un carnicero que se permite el lujo de humillar a una señora. La inmensa credulidad de la gente estúpida. Un comunista que aspira a cambiar el color de la estrella de navidad al año que viene, un nazi borracho que pide sangre y otro que agita la hucha recaudadora antes de dejarla caer sobre las cabezas. El berlinés comienza a acomodarse a los nazis como un “animal que pelecha en invierno” y el inglés piensa en el gran parecido que la cúpula de la estación de Nollendorfplatz, tiene con una tetera. Hitler gobierna y Christop se marcha.


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