sábado, 24 de mayo de 2025

El volumen del tiempo I. Solvej Balle

 



Thomas Selter prepara el té en su casa de piedra de dos plantas situada a las afueras de Clairon-sous-Bois. Después sale. Llueve. Es noviembre. Dieciocho de noviembre. Su esposa Tara Selter ocupa, sin que él lo sepa, la habitación de invitados que da al jardín y a una leñera de la casa. Durante todo un año será siempre el mismo día, ese dieciocho de noviembre en que Tara Selter vive consciente de la anomalía temporal que se ha producido. El tiempo ha entrado en una nueva dimensión y cuando termina el día vuelve a empezar. Solo para Tara el tiempo sigue siendo lineal.

T & T (Thomas y Tara) se dedican a la compraventa de libros antiguos y están especializados en libros ilustrados del siglo XVIII. El diecisiete de noviembre, Tara viaja a Burdeos para asistir a una subasta donde adquiere alguno de los ejemplares en los que sus clientes tienen interés. Al día siguiente parte a París, allí compra algunos libros más y visita a su amigo Philip Maurel que tiene un establecimiento dedicado a la numismática. Tara repasa los acontecimientos de esos dos días. Duerme la noche del dieciocho de noviembre en el Hôtel du Lison y al despertar poco a poco se va dando cuenta de que el nuevo día sigue siendo el dieciocho de noviembre.

La autora de la mano de su protagonista Tara intenta comprender la mecánica del dieciocho de noviembre cuyas reglas son completamente opacas. Su primera reacción es contarle a Thomas lo que está sucediendo. Thomas la cree y eso parece animarla, solo que, naturalmente, cada nuevo día es otra vez el mismo y Tara se ve obligada día tras día a darle cuenta a su marido del bucle temporal en el que están atrapados. Pronto Tara cae en la cuenta de que “Thomas estaba sometido a las leyes del olvido y yo llevaba acumulados demasiados días en mi memoria. Thomas se hallaba prisionero en la eternidad, mientras que yo me dirigía, lenta pero segura, hacia mi tumba”. El tiempo los separa irremisiblemente porque solo Tara vive en un tiempo “que devora el mundo”.

Tara experimenta un tiempo radicalmente distinto en el que “nada va a germinar ni crecer. Me he quedado sin estaciones. Los días no fructifican. Simplemente pasan, y yo los acompaño mientras engullo mi mundo y presto atención al fantasma de la casa [su marido, Thomas]”.

Recientemente se ha publicado el segundo volumen de la novela que está integrada por un total de siete. Solvej Balle ((Sonderjylland, Dinamarca, 1962) acomete un proyecto literario en el que investiga la soledad humana desde una perspectiva ambiciosa y singular. Pocas veces tiene el lector una oportunidad literaria como esta. 


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